Lecciones Importantes:



Normalmente, veo cantidad de superficialidad allá a donde voy, envidia, personas que se meten en asuntos ajenos, odio, rencor, resentimiento... En fin, un conglomerado de emociones y situaciones que nada tienen que ver con la paz interior o el respeto mutuo que, para ello, somos humanos y no animales. He aprendido muchas cosas pero, entre otras y siendo la más importante... vivir el momento. Lo mismo es una tontería o muchos pensaréis que estáis demasiado ocupados como para "vivir" pero, sino hacemos esto, ¿qué tenemos? ¿Un montón de situaciones incómodas y estresantes que llevarnos a la tumba y sin poder recordar buenos momentos? Es un sentimiento vacío, ¿verdad?

Hace dos años, tras una situación bastante traumática, me di cuenta de que durante toda mi vida me había levantado de la cama cada mañana de manera automática, sin pensar que, quizá, no me levantara (aunque sea joven, todo puede pasar). Otra de las cosas que solía dar por sentadas era comer, simplemente, me llevaba lo que tuviera en la mesa a la boca y sin pensar, sin ser consciente de que estaba en ese momento del día en que tenía que recordar de dónde venían esos alimentos y dar gracias por tenerlos ante mí para poder alimentarme. Otra de las cosas que daba por sentadas era la salud, nunca había tenido ninguna patología importante que me alarmase, así que, llevaba a mi cuerpo a ciertos extremos (en este caso, me refiero a estados de estrés y tensión constante) que ninguna persona debería tener en su vida. Tampoco pensaba en la naturaleza de la forma en la que la siento ahora, no me maravillaba por los árboles y las flores que nos dan vida a nuestro alrededor, no me parecía importante, tan solo, estaban ahí porque debían estar y así lo había conocido.

Damos por sentadas muchas cosas que no parecen importantes, que hemos aprendido desde que somos niños como comer, beber, dormir, despertarse... Son cosas que, a simple vista, son normales, poca cosa porque las haces cada día pero, ¿y si no te levantases por la mañana? Esa fue una de las preguntas que me hacía constantemente tras esa situación, dado que, no estaba en mi mejor momento de salud ni mental ni física hasta haber pasado un tiempo, un montón de situaciones me dieron en plena cara y empecé a darme cuenta de lo que verdaderamente importaba: vivir el momento te sientas como te sientas, da igual. En ciertos momentos, me encontraba mal o tenía un ataque de ansiedad o cualquier otra cosa pero, podía estar hablando con mi madre o lo que fuese y ese momento era el más importante, me centraba totalmente en lo que hablábamos y nada más existía. Después de esto, recordaba la conversación antes de irme a la cama sin saber si despertaría al día siguiente; cuando abría los ojos, pensaba: "gracias, porque he podido despertar y tengo un nuevo día ante mis ojos". Son pequeñas cosas que pueden cambiar nuestra perspectiva de ver las cosas, nuestra vida en general y pueden despertar en nosotros emociones profundas. Ahora, trato de no hacerlo todo automático y de vivir los momentos que tengo con Fabio como si fueran los últimos que fuera a vivir, así me aseguro de que los vivo a tope, sin pensar en los problemas, llegado el momento, ya pensaré en ellos.

Hay personas que, hasta que no enferman de verdad y les dicen que les quedan meses de vida e incluso, semanas, no se dan cuenta de qué están haciendo en cada momento de su vida, no lo aprecian, no lo valoran. Cada día que salgo a dar mi caminata, escucho música y siento esa vibración y emoción por todo mi cuerpo al oírla, estoy justo en ese instante donde no importa nada más que eso. No hay que esperar a que nos den malas noticias o a que nuestro cuerpo ya no funcione para darnos cuenta de esto, podemos sentirnos vivos en cada faceta de nuestra vida (aunque, a veces, sea difícil por problemas, es normal). Supongo que es una forma de vida, es lo que elige cada uno hacer, de hecho, hasta que no me pasó esto no pude darme cuenta por mucho que mi madre me lo decía, seguía actuando como un robot, con actuaciones ya interpuestas por días anteriores, sin pensarlo. ¿Qué hay de esos domingos de invierno arropados con nuestra pareja viendo películas hasta la hora de cenar? ¿Que hay de esos paseos por la playa en plena primavera? ¿Que hay de esas tardes que permitimos darnos un descanso y disfrutar del aire en nuestras mejillas? 

Seamos cada día un poco más conscientes de lo que hacemos y llenemos nuestro corazón y nuestra mente de buenos momentos y recuerdos, no nos dejemos caer por el precipicio de lo mundano, de lo humano, de lo tradicional y lo rutinario, podemos sentir, mañana podríamos no despertar...

Y vosotros, ¿qué pensáis sobre esto? ¿Vivís en lo mundano o sois conscientes?


Espero que os haya gustado esta reflexión y que os haga reflexionar un poco más. Un beso y un abrazo, lectores.

Podéis visitar y seguirme en Instagram, cada día tenéis actualizaciones sobre mi día a día y fotos nuevas: 

También, podéis seguir la página de Facebook del blog: 

Por último, seguidme en Twitter: 


Comentarios

  1. Me ha encantado tu artículo. ¡cuanta razón llevas!!! No somos conscientes de como dejamos de disfrutar de las pequeñas-grades cosas que nos ofrece la vida. El otro día escribí un artículo precisamente de vivir en armonía con la naturaleza https://bauldealgodon.es/vivir-en-armonia-con-la-naturaleza/ y aunque es muy diferente a tu post , algo llevan en consonancia. Voy a seguirte, saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegro de que te haya gustado, ¡gracias por seguirme! La verdad, estamos tan ocupados observando nuestros problemas que no somos conscientes de lo que tú dices, las pequeñas-grandes cosas.

      ¡Gracias por comentar! Un saludo.

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Delincuencia Convencional y No Convencional:

Serie "El Mentalista":

TAG del Metalero: