Mi Historia con las Frutas:



Digamos que he tenido con ellas un amor-odio algo extraño y, podría decir que se remonta a mi etapa infantil. Este tipo de entrada me encanta, así que, va a ir un poco ambientada a cómo se han ido produciendo algunos cambios sorprendentes en mi alimentación, especialmente en el ámbito de las frutas, de cómo he ido pasando el proceso de no tener demasiado claro los nutrientes que aportan hasta entenderlo a la perfección y actuar en consecuencia, además de algunas cosas que he notado que me parecen increíbles y algo imposibles de pensar hace unos años.

Cuando era pequeña y vivía con mi madre en un estudio bastante acogedor, digamos que me alimentaba perfectamente, de hecho, las frutas eran un pilar importante en mi alimentación, aunque personas de mi alrededor alienaran un poco este aspecto al comprarme chucherías que me daban dolor de tripa, chocolatinas, bollos... digamos que tiraban por tierra el trabajo que hacía mi madre en casa para que tuviera una alimentación adecuada pero, era algo que ella no podía evitar y digamos que lo había aceptado de alguna forma, dado que, en el colegio también pasaba bastante a menudo y no podía hacer nada para cambiar esa circunstancia.

En mi etapa adolescente ya no comía demasiada fruta, lo mismo, una pieza al día y porque me hacían memoria, ni siquiera me apetecía. Como tenía bastante ansiedad y el azúcar produce adicción, por las tardes, NECESITABA mi dosis de azúcar, así que, me iba a una tiendecita cerca de casa para comprarme un bote de nutella (que podía terminarme durante esa misma tarde, una barbaridad lo sé, pero la ansiedad siempre me daba un hambre atroz), galletas ultraprocesadas y cualquier cosa que tuviera el suficiente azúcar como para calmarme. Digamos que, en realidad, prefería comer chocolate que fruta, no me hacía gracia, no sé, a parte de que tampoco me daba cuenta de que las frutas contienen fructosa, lo cual... sí, termina siendo lo mismo. Inocente de mí...

Tuve otro momento en el cual tampoco probaba la fruta demasiado o, lo hacía porque me obligaban un poco a ello. Durante los siete años que viví en casa de mi padre, me negaba a llevar cualquier pieza de fruta a la Universidad y, lo mismo, solo comía una pieza de fruta o dos durante el fin de semana, a regañadientes y prefiriendo mil veces los zumos de frutas azucarados (fatal para el cuerpo, claro). Por lo que, mi estómago estaba siempre en un constante proceso de extreñimiento extremo, excitación debido al azúcar, cansancio al quemar la energía rápida de los azúcares... también solía tener ardores después de un zumo o un revuelto de estómago pero era, básicamente, por estas cosas y no controlaba mi ingesta de fibra que también era nula.

Los cambios son necesarios, es lo único constante en nuestras vidas, ¿verdad? Pues bien, estos sucedieron durante mi estancia en casa de mi madre después de algunos sucesos traumáticos (que puede que algún día sea capaz de contaros). Ansiedad, problemas de estómago, corazón acelerado, náuseas, retortijones, extreñimiento, ruidos estomacales, sudores... estaba en un extremo bastante complicado, así que, una de las cosas que me indicaron que cambiara fue mi alimentación (aunque también lo llevaba pensando desde hace tiempo lo que pasa es que estaba atada), así que, empecé a comer más verduras y frutas, eran las grandes olvidadas en mi día a día, no podía estar siempre comiendo carne, grasas, azúcares, etc. Llegaba a comer tres y cuatro frutas al día que es un número bastante adecuado, además lo combinaba con nueces y pasas. Empecé a tener buenas costumbres y a crear en mi mente una especie de carpetas donde sabía perfectamente lo que no se debía comer y a tenerlo claro y lo que era adecuado para mi alimentación día tras día. Además, lo bueno es que, aunque abuses de la fruta, no pasa nada, en cambio, si abusamos de alimentos ultraprocesados y azúcares, vienen los problemas más adelante.

Todo mi alrededor se fue acomodando, mis costumbres empezaban a hacerse verdaderamente reales y ya tenía claros los alimentos que me iban a dar los nutrientes necesarios para que mi cuerpo se mantuviera perfectamente, sin excesos. Y, lo que venía a comentar que me ha sorprendido mucho es que cada tarde, mi cuerpo me pide fruta, ya no me pide ningún producto adictivo de estos que sacan ahora, no me pide chocolate con 36g de azúcar, ni me pide zumos de naranja azucarados, tampoco nutella o galletas de chocolate, simplemente, un batido de frutas con algunos frutos secos naturales y un poco de yogur de cabra natural, es increíble cómo podemos domar a nuestro cuerpo hacia los buenos hábitos... Quería compartirlo con vosotros porque me sorprendí bastante la semana pasada cuando le dije a Fabio si me preparaba un batido de frutas, cacao puro, miel natural (a la que no le echan kilos y kilos de azúcar como si no hubiera ninguna otra cosa peor) y un poco de leche de cabra. Me quedé como: "Anda, si se me ha antojado solo..." No sé, creo que definitivamente nuestra relación ya es de amor y aceptación mutua.

Esta entrada también va un poco enfocada a todos aquellos padres que quieran cambiar la alimentación de sus hijos porque no creéis que sea la correcta y queréis añadirles alimentos saludables, para demostraros que realmente se puede hacer y acostumbrar a nuestro cuerpo a ello, cuesta pero se puede hacer a la perfección, además, sin quejas del cuerpo. Al principio, he de decir que notaba ciertas reacciones diferentes en cuanto al estómago debido a este cambio pero, cuando se fue modelando a este tipo de alimentación y a la ingesta de fruta, todo fue mucho mejor y, de hecho, me siendo con mucha energía, con la mente despejada y creativa a tope. ¡Se puede ser una persona saludable!

De verdad espero que os ayude este post, todos podemos cambiar para bien, incluso nuestro cuerpo. Tenedlo presente y cuidad cada recóndito lugar de este, cuánto más mejor. ¡Ánimo a todos aquellos que se atreven a intentarlo y a los que lo consiguen! 

¿Cuántas frutas al día consumís? ¿También tenéis o habéis tenido una relación amor-odio con ellas?


Espero que os haya gustado esta entrada que motiva el cambio de alimentación y que podáis aprender un poco de mi experiencia personal con las frutas que, al final, ha terminado siendo una buena relación, ¿verdad? Un beso y un abrazo, lectores.

Comentarios

  1. Me gustó porque adoro las frutas en exceso, desde que era niña, siempre han estado presentes, incluso...ahora, a mis 58 años, compro más de las que puedo comer, me encanta verlas en los fruteros, saludos desde Miami

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    1. Gracias por comentar y compartir tu experiencia. Me parece muy bien que tengas esa costumbre y te encanten las frutas, son muy saludables y apropiadas para nuestro cuerpo.

      Saludos :)

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