Algo Mío:

Tan solo podía sentirla, sabía lo que pedía y podía dárselo en ese preciso instante, presentándose en mi interior como única inquilina, a veces, exigente y otras, tan inquieta. No tenía ni idea de cómo sería, de imaginarme qué podría darle, ni siquiera si sería capaz de hacerlo, estaba ante un ataque de pánico tan intenso que mi cabeza no daba para más, pero lo único que quería saber era si estaba bien, si iba a tener una oportunidad en la vida. Nunca había imaginado algo semejante, ni se me había pasado por la cabeza de forma fugaz pero, pensaba acatar la responsabilidad de mis actos, aunque otros tenían mejores planes a llevar a cabo. Lo mismo no daría la talla pero, sabía muy en el fondo que, con el tiempo, sería capaz de lidiar con ello, de tener algo mío en quién confiar, a quién amar de forma incondicional.

Las palabras frías y las reflexiones distantes habían cundido día tras día, ni siquiera se tuvieron en cuenta mis decisiones, lo que creía correcto o no, lo que se suponía que no debía hacerse en este mundo, para mí, no había otra cosa más miserable que la que se llevó a cabo más tarde, tan solo era un ser indefenso... Lo que se suponía que era lo correcto era erradicar el problema, arrancarlo de raíz, pretender que no hubiese pasado nada, que las constantes ansiedades no hubieran existido, que las náuseas no formaran parte de mis mañanas y las paranoias del resto de las horas. Todo se manejó con absoluta frialdad, todo tenía que ver con evaporar la circunstancia hasta hacer que desapareciera de nuestras vidas en vez de responsabilizarnos de ella como personas civilizadas. El proceso fue bastante rápido al principio pero, se hizo más inquietante y asustadizo de lo que creía, dejándome vacía tras aquellos duros momentos de dolor.

Había perdido a alguien, había pasado a la etapa olvidada de mi entorno, el marrón ya había desaparecido e íbamos a tratar el tema como si no hubiese existido, como si no me detestase a mí misma por consentir lo que hice tras el shock del principio porque, de hecho, no me dejaron ni pensarlo un poco. Veía mi alrededor como en tercera persona, el cansancio me embriagaba, me sentía tan fuera de lugar, tan vacía que no podía explicarlo... Tras todo esto, tenía que sentarme en la mesa junto con otras personas en una comida absurda en la que tenía prohibido comentar nada de lo ocurrido y tenía que actuar como una hipócrita más en aquella mesa acostumbrada a hacerlo. Había pasado por un trauma bastante gordo y, lo único que recibía era una comida, como si estuviésemos celebrando la inexistencia del marrón, como si el problema se hubiese disipado, lo que no sabían era el remolino de emociones que habían producido en mi interior.

Las discusiones empezaron, los momentos de tensión extrema... así que, gracias a esto mi estrés, se juntó con mi ansiedad, esta con mis nervios y seguí en un círculo vicioso interminable, añadiendo la recuperación de mi cuerpo. La tristeza, la congoja, la negatividad, la paranoia, la hipocondría... todo, apareció de golpe, siendo piezas centrales en mi estado habitual. Estaba harta, cansada y extasiada, con miedo, con amenazas a mi alrededor, sintiéndome como una mierda al haber permitido que me quitasen algo mío, algo propio e imprevisible, no iban a entender mi pérdida, así que, prefería resignarme, dejar que me dieran golpes hasta romperme, soportar los gritos hasta descomponerme, hasta notar la presión en mi pecho y las ganas de gritar hasta quedarme afónica. Había renunciado a hablar, a comunicar mis sentimientos si de nada servía, si todo seguía igual, si nadie se había ido, si lo que había en mí ya no existía...

Tras haberme recuperado físicamente de lo ocurrido, empecé a tener consciencia de lo que había a mi alrededor, de a qué clase de personas tenía en mi vida. Sabía que necesitaba un cambio, sabía que lo que había pasado era por alguna razón, tenía que ver con un proceso personal mío. Evidentemente, tras meses de reflexión y llegar a la conclusión de que tenía que hacer algo por cambiar mi vida de manera urgente, a pesar de mis ataques de pánico y ansiedad, supe que lo ocurrido me decía que necesitaba terminar con mi vida anterior y empezar a pensar en lo que yo quería realmente, por ello, empecé a cortar lazos con las personas tóxicas en mi vida y con el principal causante de mis cambios de humor y estancamientos en esos momentos. 

Una pregunta muy importante cruzó el teléfono. Era sencilla de responder, de hecho, era una chorrada, una estupidez en la que no había pensado, de hecho, me sentí tonta por no haber llegado a eso antes. ¿Y si, en vez de estar con las personas que te tratan mal no empiezas a estar con las que te tratan bien? Sí, era tan fácil recurrir a esta pregunta que no entendía cómo no había llegado a esto con anterioridad teniendo tantas ideas e imaginación que compartir. Respondí preguntas de mi mente constantemente para llegar a aquello que quería conseguir en un principio, empezar a maquillar mis nuevos objetivos y empezar la vida que realmente quería y me merecía desde hacía tantos años. Aunque ya no podía hablar sobre el tema, explicarme o, incluso, pensar en ello, seguía hacia delante sin mirar atrás, había sucedido, era consciente y lo sigo siendo ahora, pero no había nada que pudiera hacer para cambiarlo ya...

Tal día como hoy, se "cumplen" dos años desde aquello y hay tantas cosas que han cambiado que todavía no me lo creo. Estoy escribiendo mi propio libro con muchísima ilusión, tengo una editorial que va a publicarlo, me he independizado por fin tras haber luchado tanto por conseguirlo, vivo con la mejor y más cariñosa persona que conozco y tengo un alrededor que nada tiene que ver con el que tenía, además de dos personas que me ayudan y están conmigo siempre. Sigo pensando en ello, recordando lo que sucedió, no os voy a mentir, a veces, simplemente, viene a mí tal día como hoy y no puedo remediar sentirme diferente a cualquier otro día, supongo que por el hecho de haber sido víctima otra vez del "qué dirán los demás", del "no serás capaz de sobrellevar tal responsabilidad", del "tenemos que hacer algo para pararlo" como si fuese una cosa. Uno de los consejos que podría daros es que jamás os dejéis llevar por las decisiones de otros hacia vosotros, ni aunque estéis en estado de shock, cuestionadlo, pensadlo, responded a la pregunta de si es correcto hacerlo o no, siempre hay que sentirlo con el corazón antes de actuar. A veces, siento ese vacío pero se disipa cuando me expreso a través de las letras, cuando su sonrisa ilumina mis días y cuando simplemente, tengo otras cosas más importantes que hacer que revivir constantemente un hecho pasado que no puedo cambiar ya, tan solo vivir con él.

Me ha costado mucho escribir esto, así que, espero que apreciéis mis palabras y que le déis mucho amor a este post. ¡Un besazo!

Espero que os haya gustado la entrada, a pesar de la intensidad de las palabras y el tema traumático que viene en ellas pero necesitaba comentarlo justo hoy. Un beso y un abrazo, lectores.