Una Imagen: Fuente de Inspiración II



Debido a la tan buena acogida que tuvo la primera parte de "Una Imagen: Fuente de Inspiración" (podéis pinchar en el enlace si no lo habéis leído), me he sentido inspirada para hacer una segunda parte y, quizá muchas más si veo que tengo reacciones positivas con ello. Como os dije en la anterior entrada sobre este tema, todos (incluso los que dicen que son unos negados para ponerse a escribir) podemos crear cosas a partir de una imagen, nos pueden salir innumerables sensaciones y palabras que van acordes a ella, cosas que unidas pueden formar hermosos momentos, talentosos personajes y entrañables instantes.

Como en la primera parte, las fotografías que voy a ir poniendo a continuación, están sacadas de internet "aleatoriamente". Vamos allá:



Observaba caer la lluvia, solía trabajar en aquella cafetería en el centro de la ciudad, me proporcionaba tranquilidad y libertad para quedarme el tiempo que necesitara. Los cafés eran excepcionales y los bollos caseros estaban para chuparse los dedos, no podría imaginar desayunar en cualquier otro lado. Suspiré al ver todas las páginas que me quedaban para terminar mi libro, había sido una idea tan descabellada y, a la vez, tan conmovedora y emocionante que no me lo podía creer, era algo que siempre había planeado y que había decidido empezar justo en aquella cafetería al lado de la ventana.

Cerré los ojos fuertemente al recordar aquello que había dejado atrás, los sacrificios que había tenido que hacer para avanzar con lo que siempre había querido hacer. Ya no me importaban las opiniones de los demás ni sus réplicas infantiles, tan solo veía un futuro lleno de éxito y completamente fructífero, no podía pensar en otra cosa por mucho que me juzgaran. Muchas personas tóxicas dejaron de existir para mí, otras tan solo pagaron las consecuencias... ¿estaba siendo demasiado cursi con todo aquel discurso? 


Sentía cómo la libertad me envolvía correteando por aquel bosque aislado de la civilización. Llevaba un vestido blanco que me llegaba hasta los pies, me encantaba sentir cómo se zarandeaba alrededor de mi cuerpo. No podía creer que un lugar como aquel podría darme una sensación tan placentera y me llenase de vida. No estaba pasando por buenos momentos, el estar entre naturaleza me daba fuerza, me sentía querida de alguna manera por extraña que pareciera, sobrecogida entre un millar de abrazos de árboles y un montón de florecillas que se estiraban para saludarme, o eso me parecía a mí.

No ayudaba el que me sintiera atrapada entre un montón de papeles, trabajo allá donde iba, incluyendo un matrimonio sin amor que no podía controlar. Aquel lugar mágico me proporcionaba paz, poner mis pies sobre la tierra me hacía sentir que ella misma estaba de mi lado, era capaz de profundizarla en mi interior, de sentir que pertenecía a algún lugar que no era el consumismo, el estrés de trabajo, un matrimonio que no acabaría bien o unas amistades vacías que no me aportaban nada bueno, tan solo unos cuantos cotilleos no muy sanos por aquí y por allá. Lo que sentía en aquellos momentos, no podía pagarse, nadie podría entender la manera en que los árboles te arropaban o la tierra te susurraba... nadie sabría apreciarlo, demasiados ignorantes presentes cada día que no se daban cuenta de lo especial que resultaba la naturaleza.


Observé un poco más allá del planeta en el que me encontraba, extrañada y maldiciéndome al pensar que había confundido la vibración, los preciosos colores y las increíbles tormentas de luz de Akenda con la Tierra, era decepcionante por mi parte. No me había sentido acogida por aquellos humanos de los que siempre se hablaba en mi planeta, decían que eran amables, considerados, que tenían todo lo que deseaban y que siempre ayudaban a los demás, los tenían como dioses... pero he podido comprobar que nada de lo que decían era cierto, de hecho, me muero de ganas por volver y abrirles esos ojos tan inocentes que tienen.

Se alzaba sobre mí con aquella fuerza que la caracterizaba, yo tan solo podía admirarla y sentirme orgullosa de pertenecer a Akenda, mi tierra natal y el lugar por el que siempre había luchado y me había sentido tan identificada. No había sitio para mí en la Tierra, por mucho que quisieran atarme a un montón de absurdeces materiales, no podrían comprender lo lejos que estaban de tener un mínimo de razón. Prefería perderme entre bosques frondosos llenos de luz que entre páginas web que no entendía para qué servían, entre montones de videojuegos que me hacían sentir estúpida e intentar ser amable con personas que no se lo merecían. Tenía que encontrar la forma de volver.


La furia es la que nos lleva al caos, el odio a la enfermedad y los gritos a formar parte de una jauría de locos. Podemos ser un par de indignadas lesbianas que forman parte de una sociedad rota, egoísta y que no encuentra momento para progresar, tratamos de encajar como otras personas más del rebaño, quizá unas cualquiera... No podemos evitar las miradas, los momentos de incomodidad provocada, situaciones en las que estamos tomando café y tener un millón de ojos sobre nosotras como si hiciéramos algo malo, nos gusta vestir con hebillas y pinchos, darnos muestras de cariño en medio de la calle, ¿acaso los demás no lo hacen? 

Nuestras personalidades se atraen, nuestros cuerpos también lo hacen, no encuentro ningún error en eso, nos enamoramos de almas no de sexos. Un completo desastre detrás de otro nos da qué pensar, nos deja anonadadas la no aceptación de algunos por tener un estilo propio o un amor eterno que necesita un poco de apoyo para que llegue a ser para siempre, ¿hay algún puto problema? Nos cogemos de la mano con ilusión como dos adolescentes tontas, nos morreamos como si no fuéramos a despertarnos mañana y hacemos el amor como si no existiera nadie más en el mundo que nosotras, ¿es suficiente para vuestras miradas inquisidoras?


La creatividad es mágica, está llena de color e imaginación, siempre trata de hacer que te sientas especial, que convivas con algo más que la rutina, que te dirijas por el camino que has elegido. Desaparecen las penas y las tristezas, tan solo ella y tú, conviviendo entre un mar de palabras y unión, inseparables día tras día. Quizá no te da siempre el regalo de la inspiración pero intenta que te sientas lo más creativo posible el mayor tiempo posible, ¿verdad? Tan solo tienes que cerrar los ojos y dejar que ella venga hasta ti, que empiece a unir piezas para hacerte sentir completa y con ganas de ponerte a trabajar.

Hay una única dirección en la que puedes desarrollar la creatividad, ella te embriaga, te acepta tal y como eres y deja que fluyan todas tus ideas sin excepción, sin críticas o juicios negativos innecesarios, deja que tus dedos sobre el ordenador sean los que lleven el don de la palabra para transmitirla a todo aquel que quiera saberla o leerla. Con emoción, podemos escribir...


La meditación es muy importante para que nuestro cuerpo y mente estén conectados y para encontrar la paz espiritual. Me gusta sentarme cerca de este bordillo para contemplar el precioso paisaje que tengo justo en frente de mí y para deleitarme de aquello que no se puede comprar. Las flores me hacen creer en algo más que en mí mismo, hacen que las emociones se incentiven y den lugar a sensaciones inolvidables. Mis ojos forman parte de este maravilloso lugar, por ello, agradezco subir aquí cada noche después de la cena, por esto dejo atrás todos mis pensamientos y preocupaciones, para centrarme en algo tan preciado como estas vistas tan impresionantes.

La calma se cierne sobre mí como la luz de la mañana, como las canas que ahora crecen sin pausa en mi cabello y mis arrugas cada vez más pronunciadas. Mi respiración es profunda, mis ojos permanecen cerrados y la sensación de paz es sublime, no imaginaría una sola pausa o interrupción, ni una sola palabra ondear al viento, tan solo paz y silencio, una lluvia de espiritualidad...


Somos idénticas, nos vestimos igual aunque con distintos colores y, cuando nos miramos somos como un espejo. Nuestro cabello es negro al igual que el de nuestros ojos, es como la misma oscuridad, cautivadora y solemne. Nos identificamos con las mariposas, dado que, cuando asesinamos por dinero, renacemos, empezamos a ser nosotras mismas, siendo personas distintas y teniendo vidas normales, juntas e inseparables. Aunque todo esto colapse cuando nuestro teléfono de trabajo empieza a sonar, nos necesitan a ambas y siempre nos contratan a la vez. 

Tenemos una casa enorme en la playa, somos bastante avariciosas y siempre sabemos lo que la otra piensa, de hecho, decimos cosas a la vez sin darnos cuenta, somos unas gemelas perfectas, tan compenetradas y decididas como podemos ser. Empezamos a trabajar en esto a raíz del dibujo de un antiguo amigo nuestro, el cual, nos dibujó siendo asesinas profesionales, nos gustó tanto que no descartamos la idea, de hecho, somos bastante descerebradas e impulsivas, un simple disparo nos hace empezar un nuevo día y sentir que tenemos cabida en la sociedad, que alguien nos necesita y que mandar sobre el cliente psicópata es un arte que muy pocos son capaces de llevar a cabo.


Los sueños son un viaje que, a veces, prefieres que sean realidad y, otras veces, tan solo quieres que desaparezcan para no volver a presenciarlos. Te ves a ti mismo elevándote sobre el suelo para poder ver lo que hay debajo desde cierta distancia, para poder sentir que eres diferente y que puedes llegar a donde te propongas. Permanecer sentado no es una opción, es algo cuestionable que no nos dejaría vivir el resto de nuestra vida, se regocijaría al ver que no hacemos nada para conseguir aquello que siempre habíamos soñado, para interpretar al personaje que siempre añoramos ser.

Caminamos sobre las nubes como verdaderos dioses, comprendiendo que no somos más que pequeñas hormigas caminando entre las calles, puedes verlo todo desde arriba pero siempre sintiéndolo en el corazón, aceptando que los sueños pueden hacerse realidad y dejar de creer que muchas de nuestras peticiones se desvanecerán sin ser parte de ti, una silla roja que te espera para que te decepciones no es tu objetivo, debes mirar más allá, a la joven que es capaz de volar con unos cuantos globos y conseguir verlo todo desde arriba con una sonrisa al comprender que ya lo ha conseguido.


PD: ¿Os gustaría que hiciera un relato en Huellas del Tiempo de alguno de estos relatos cortos de cada imagen? Decidme cuál. ¡Comentad, que os leo! 


Espero que os haya gustado esta segunda parte de fuente de inspiración mediante imágenes, supongo que habrán muchas más conforme pase el tiempo, si obtengo más respuestas positivas con este tipo de entradas. Un beso y un abrazo, lectores.




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