Alejada:



Bueno, he tenido la necesidad de comentar ésto que siento tiempo atrás, algo que corre por cada emoción en las profundidades de mí y que ha sido imposible escaparme de ella, aunque tampoco me he esforzado tanto como para apartarla del todo, no sabiendo exactamente si por la comodidad que provoca estar alejada de los demás y la tranquilidad que me embriaga cuando eso pasa o, simplemente por el hecho de que no me hace falta nadie más para completar mi vida.

Siempre he sido una persona solitaria, poco dada a las conversaciones con otras personas, quizá porque me han infravalorado demasiado o porque simplemente, no me han aportado más que inseguridad y traición. He querido ser independiente de cualquier sentimiento que me encadenara a alguien, que me hiciera presa de mis palabras, que me hiciera comportarme como los demás, como si fuera una réplica de la sociedad, como otra muñeca rota y vacía por dentro, como si la plenitud y la originalidad no pudieran existir por sí mismas, como si el tener personalidad no pudiera formar parte de las personas y tuviéramos que ver lo mismo día tras día ante nosotros y a nuestro alrededor.

No creo en la sociedad, en que pueda evolucionar a mejor. Sé que es algo bastante negativo por mi parte pensar algo así pero todo lo que veo va en esa dirección, desde niños de diez años fumando hasta personas que tan solo piensan en follarse cada día a una chica distinta como si ellos/as fueran especiales, como si algo así fuera bueno o como si diera a entender que es mejor que los demás por algún motivo u otro, algo que a mí no me dice nada. Hemos llegado a un punto donde el dinero es lo más importante en la vida, donde si no haces lo que otros hacen eres alguien inferior o, peor aún, no eres nadie, donde no somos lo que sentimos sino lo que pensamos, queremos quedar bien con los demás y ser importantes, evitar conversaciones interesantes sobre inteligencia emocional porque nos da miedo cruzar esa línea donde lo cómodo ha dejado de existir y actuar es lo que va a hacer que dejes de echarle la culpa a los demás de tus continuos males. Así que, disculpadme si no creo que el ser humano vaya a avanzar mucho con eso, ni con comer sano en vez de ser unos gordos comiendo cosas tóxicas para la salud, ni el hecho de dejar de robar a las personas y comportarse como políticos respetables. Como veis, ya tendrían que cambiar muchas cosas para que mi opinión también lo hiciese.

También creo que las personas seguirán siendo igual de estúpidas, día tras día y siento si alguien se siente ofendido pero hacen las mismas putas cosas continuamente y viven para ellas como si ver el amanecer o andar por la orilla de la playa fuera insignificante o nulo, como si las cosas más allá de lo mental no fuera posible hacerlas o que formaran parte de nosotros y es muy triste, oye. El simple hecho o la creencia de vivir para trabajar me parece absurda, principalmente porque venimos aquí a pasarlo lo mejor que podemos y a decir verdad, no vengo a estar puteada toda mi vida trabajando sin parar y sin tener tan solo un minuto libre para mí, sino que, trabajo para vivir, para comprarme comida, ropa, cosas necesarias de la rutina diaria e incluso, para ocio y viajes, tampoco es tan difícil de entender. Hay mucha gente que ya ha cogido una edad de ochenta años y no ha disfrutado de nada en absoluto, tan solo se ha dedicado a ir del trabajo a casa y de casa al trabajo, como un puto robot sin ningún otro objetivo concreto y creo que es un error garrafal, ¿por qué no disfrutar de un viaje lejos de tu ciudad y desconectar? ¿Dejar de pensar constantemente en que tienes que cocinar cuatro veces al día y dejar que los trabajadores del hotel en el que te hospedas te traigan la comida mientras estás en el jacuzzi de tu suite? No sé, pensar un poco en grande y relajarse no es nada del otro mundo, pero hay gente que se esfuerza tanto en pensar y no en hacer lo que le apetece en ciertos momentos de su vida que se pierden las cosas que verdaderamente son importantes amargándose por puro capricho.

Lo que es curioso es el consumo que existe en la sociedad por todo, desde la moda hasta la música, pasando por la imitación y el despropósito. Realmente, se le da más importancia a cómo nos vestimos que a cómo nos sentimos en cada momento y por qué, se quiere parecer normal constantemente en vez de entender que ser diferente no es tan malo y se quiere imitar a otros porque no saben ser ellos mismos. Es bastante triste y un límite que se pone cada uno, un miedo a ser distinto sin igual, a que le critiquen, le humillen delante de sus amigos, a la soledad y el sentirse excluido de forma regular, no quiere ser abusado, quiere maltratar a los demás como bien pueden hacerlo sus compañeros de travesuras, algo que ocurre mucho con los que generan el "bullying". No creo que ser diferente o no sea lo más importante, hay que creer en algo, uno se debería expresar como realmente quiere y le gusta sin ataduras ni límites de ningún tipo, sin ninguna regla social que dijera cómo actuar en cada preciso momento. Realmente, nos llevan por sus caminos, quieren que nos mantengamos ciegos ante el consumo incesante de productos que ponen en riesgo nuestra salud, porque así los médicos tienen pacientes y así las empresas farmacéuticas obtienen más dinero gracias a los enfermos, es horrible y muy egoísta, pero todos responden a ésto de forma sencilla: "Ojos que no ven, corazón que no siente".

Muchas veces, me he llegado a sentir fuera de lugar. No sabía exactamente dónde esconderme porque no podía expresarme con total claridad con los demás, me arriesgaba a que me insultaran, humillaran o me dieran una paliza y no es nada agradable, os lo puedo asegurar. Aquel no era mi sitio y me fui cerrando en mí misma como si nada más importara en absoluto, como si mi mundo se estuviese cayendo a pedazos poco a poco y sin entender qué narices les pasaba a las personas de mi alrededor; realmente, llegué a pensar que yo estaba enferma, que tenía una especie de problema mental con el que me costaba lidiar para relacionarme con los demás y formar parte de sus vidas, acostumbrándome a la idea de que jamás podría recuperarme de ello. Poco a poco, me fui dando cuenta de que estar sola no era tan malo, de que habían otras personas que habían estado como yo y que me entendía con ellas, no era yo la que estaba equivocada, sino ellos. Sigo pensando que no deberíamos seguir las normas que nos dictan los demás, sino, las que dicta nuestro interior por nuestro bien y para poder expresarnos libremente, no hay nada de malo en la variedad de opiniones.

Supongo que muchos se preguntarán por qué mantener la distancia con las personas, por qué hacerla parte de mí, por qué desconfiar constantemente de aquellos que pueden cambiar cosas y hacer que aprendas de ellos. Para mí, es un punto de vista erróneo. Mantengo las distancias porque esas personas lo han querido así, han formado dentro de mí una necesidad de no contacto, de que no florezca ninguna relación amistosa, de que no exista si quiera contacto visual, sintiéndome más cómoda incluso que hablando de estupideces que ni siquiera me interesan. Desconfío porque siempre me traicionan, me pillan con la guardia baja y eso no me gusta, así que, protegerse nunca viene mal. No todos son así, conozco gente que ha cambiado mi vida, literalmente, me encanta hablar con esas personas y son geniales, pero siento decir que las que andan por la calle ni las considero de especial interés ni necesito que se paren a hablar conmigo, no por desprecio ni porque me sienta superior a nadie, faltaría más, pero no suscitan en mí nada esperanzador porque no avanzamos, no dejamos de ser esclavos de los mismos y dejan que las influencias formen parte de ellos, así que, para hablar con robots, me pongo una película de ese tema y santas pascuas.


Bueno, espero que os haya gustado esta entrada. Un beso y un abrazo.

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